31 de marzo de 2012

CASUALMENTE AMOR

Era la misma hora que ayer
entregada al sonido tic tac
de un reloj antiguo
que aún sigue sonando.

Recuesta su mundo
al lado de mi sillón y me mira.

No dice nada, sólo tic tac
y detenido el porvenir
todos los niños del mundo
salen a la calle
de la mano
para burlar
al tiempo
de lo
desconocido

Lucía Serrano

30 de marzo de 2012

CAZADOR DEL TIEMPO

Flotan verdades de tu indiferencia

y se funden los aromas de mi isla verde,

el jazminero está lleno de flores

y las rosas acompañan mi mesa diariamente.



Ya no están los sucios amores,

que descansan serenos, en tumbas

que nadie visita,

y cualquier sarcasmo

gobierna la lengua inaudible

de los muertos vivos.



El color de la noche,

hace que las curvas del camino,

acompañen los pasos próximos,

y la luz de la luna

dibuja una silueta nueva,

vestida de mil colores.



Es el cazador del tiempo.



Todos los instantes siguientes,

dejarán de empañarse con la amorfa

y antigua imagen de un ser desprotegido,

que no tiene más tiempo,

y sólo lo acompañan tristes olvidos.



Debajo del farol de esta calle antigua

Iiuminada para verlo llegar a mi manera,

espero al cazador del tiempo,

y haremos juntos todas las fogatas necesarias,

para ver arder el cuerpo de los muertos.



Lucía Serrano

26 de marzo de 2012

EL VERDADERO VIAJE

¡Cuidado! ¡Cuidado!
estamos a punto de naufragar.

Os habéis creído,
que en transatlántico poderoso
navegábamos
y sin embargo os digo:
mi vida
es una pequeña balsa enamorada.

Veo surgir entre las sombras
una luz que nadie apagará.
Formada de versos y perfumes
como vientos insondables
como una catarata de carne
abandonada
que por fin
encuentra su reinado.

Reinado de nubes
de antiguas fragancias
y de fragancias inconcebibles.
Pequeñas balsas enamoradas
siempre a punto de naufragar.

Por ahora
toda pasión será remar
hasta alcanzar el poema
en ese movimiento.

Remad hasta quedar sin fuerzas y, ahí,
comprenderéis el motivo de mi pasión.

Iremos por los más bellos ríos
y con el tiempo
nos animaremos a los grandes océanos
a la belleza de las borrascas en el mar
y siempre iremos temerosos de desaparecer,
pequeños, en esa inmensidad que nos rodea.

Saber nadar o ser grandiosos
no servirá de nada
para llegar
tendremos que mantener
la balsa a flote
y nosotros mantenernos
encima de la balsa.
Eso
todo el misterio.

Un día la balsa se partirá
en mil fragmentos
y cada uno
tendrá que aprender
a sostenerse en pequeños maderos.

Si es posible el poema es posible la vida.

Remad
agonizad remando
hasta sentir que solo
es imposible.
Quedad sin fuerzas.
Mirad cómo otros reman
y yo mismo remo
con las manos
ensangrentadas por el esfuerzo
sin descansar
hasta encontrar en ese movimiento
el poema.

Y cada uno tendrá su pequeña balsa
enamorada.
Dueño de su vida y de su muerte
puede tenderse en la balsa
para siempre
no remar más
y dejar que las aguas
lo lleven por doquier.

Y algún otro remando
desesperadamente
al verlo
escribirá un poema.

Remar en cualquier dirección tampoco sirve.

La tierra que promete
la poesía
siempre es la misma.
Se llega o no se llega.
Ella necesita reyes
centauros
sólo se deja sembrar
por revolucionarios y fanáticos
por hombres que en su tierra
construyen su casa y su familia
sus grandes ilusiones.

El que repita lo hecho jamás la encontrará.

Remad
para llegar a esa tierra
como nadie ha remado
y os serán ofrecidos
a vuestra llegada
manjares que no fueron
ofrecidos a nadie.

Y en las noches de desilusión
cuando nada es posible
en esa oscuridad
pedid a los mayores
que os cuenten
de los grandes navegantes
sus antiguas hazañas
en pequeños barquitos de papel.

Cada trecho recorrido
tendrá sus peligros.
Nada será fácil para el poeta.

Vendrá el amor y habrá que enamorarse
hasta sentir que la carne
temblando es un poema.
Y así llegará
la inolvidable noche
donde por un instante
esa pasión será la poesía.

Frente a la duda no dejar de remar.

Tomar en nuestros brazos,
fortalecidos como garras
por la crueldad del ejercicio,
a la persona amada
y seguir remando
si es necesario con los dientes.
Con el tiempo ella, también,
hará ejercicio con nosotros.

Después de a dos, de a tres,
de a todos,
rota la inmensidad de lo único
vendrá la muerte.
y no valdrá ninguna valentía
porque ella se jacta
de haber matado
a todos los valientes
en el primer encuentro.
Y tampoco valdrá ninguna cobardía
porque ella mata todo lo que huye.

Para encontrarse con la muerte
se necesita
haber aprendido algo del amor:
Ni huir. Ni arremeter contra nada.
Aprender a conversar tranquilamente
eso enseña el amor.

Cuando ella se acerque
y venga por nosotros
con su mirada inmensa
como ella misma es inmensa,
dejarla acercar
hasta que escuche
nuestra respiración
entrecortada por el encuentro.
Y ella enternecida
como es su costumbre
nos tenderá la mano
para que acompañemos
a vuestra majestad
al inmutable
reino del silencio.

Ahí
cuando entregarse
es lo más fácil
mirarla
en los ojos
la inmensidad
que le pertenece
y decirle entre dientes:
Amada muerte
mi enamorada
escribiré tu nombre
en todas las paredes
besaré
sin temor tus labios
como nunca
ningún hombre lo ha hecho
y te amaré verás
entre la sangre,
en las grandes catástrofes
y también te amaré
cuando un blanco capullo
reine en tu corazón.

La gran emoción
que recorre su manto negro
por encontrarse en un poema
hace de la muerte una mujer.
Ella también terminará remando
tranquilamente hasta la orilla
y compartirá mi pan y mis amores
y volará por las noches
para cobijar en su seno,
a los que ya dejaron de remar
y volverá
para encontrarse conmigo
y contarme sus hazañas.

Como si cada vez
fuera la primera
volveré a respirar
como respiran los atletas
y por haberlo aprendido de ella
la miraré enternecido y le diré:

Mi muerte enamorada
y ella
será feliz.

Después hay que seguir remando.

Ya nos preguntarán
y nosotros diremos:
hemos estado con el amor
y hemos estado, también,
con la muerte.
Al principio no nos creerán
dirán que para el hombre
es imposible.
Nos pedirán pruebas,
nosotros les mostraremos
como si fuera el cielo
algunos poemas
y conseguiremos con ese gesto
que llegue hasta nosotros
el tiempo de la burla.

Grandes embarcaciones que nada buscan
porque creen tener
pasarán una y otra vez a nuestro lado
tratando de hundir con sus juegos
nuestra pequeña balsa enamorada.

Nos llamarán
desde sus lujosas embarcaciones,
con los nombres
con los que se nombran los desperdicios.
Poetas. Locos. Asesinos.
Y en la algarabía estúpida de sus juegos
todo será posible.
Nos tirarán algunas piedras
y se dirán
nada los ofende y enfurecidos
nos gritarán:
Pelead ¡cobardes! defendeos.

Y después de mil veces y otras mil
con los ojos desorbitados
por el cansancio
y también por la sorpresa de ver
nuestra pequeña balsa enamorada
siguiendo su camino
y nosotros, tranquilamente,
sobre ella remando.

Después de haber atravesado
ilesos el camino de la burla
vendrá os aseguro
el tiempo del oro.

Aburridos de sus propias risas
querrán jugar a nuestro juego.
¿Cuánto cuesta esa madera
a punto de pudrirse
que usáis de embarcación?
y ¿cuánto vuestra vida?
¿Cuánto esas viejas cartas
de navegación
y cuánto esos poemas?

Cuestan, señor,
lo que le cuesta a un hombre,
dejar de pertenecerse
y entregarse al poema.

¿Cuánto dinero cuesta eso?

Todo y ninguno
tal vez su propia vida.

¿Cuánto dinero cuesta
mi vida entonces?

Todo y ninguno.
Su vida son palabras
como todas las vidas
y eso, tengo entendido,
vale nada.

Y ¿cuánto dinero cuesta pensar así?

Todo y ninguno.
Más bien hay que sumergirse
remar y no esperar nada.

Eso cuesta.
Sumergirse y no esperar nada
en las tinieblas,
hacia otra oscuridad mayor
el poema.

Una vez enamorados
el amor y la muerte
y rechazados el oro
y la burla por impuros
vendrá y de ninguna parte
porque ella
vivió siempre en nosotros
la locura.

El peor de todos los estrechos.
Surge imprevista,
por ser ley de su destino
la sorpresa
y no viene por ninguna pelea
porque trae el deseo
de trabar amistad con el poeta.

Y cuando llega
nos dice entre susurros
que su mundo
y el mundo de la poesía
son el mismo mundo.

Frente a la duda hay que seguir remando.

Informe se deja moldear
por nuestras palabras
y al tiempo ella también
tiene su grandeza.

Yo soy del amor, nos dice,
ese desenfreno
y la pasión
eterna de la muerte.

Tengo por costumbre
despreciar el oro
y sin embargo
las ansias por matar
que generan sus leyes
están intoxicadas de locura.

Ahí, ella y la poesía se parecen.

A instantes de juntarse
en nuestra mirada,
como si fuesen una sola cosa
la poesía, vieja loba de mar,
rema un trecho con nosotros
para mostrarnos
que la locura desde que llegó
permanece en el mismo rincón
de la pequeña balsa,
sin remar
recordando todo el tiempo
su pasado.

Contentos
de haber comprendido
la diferencia
encerramos a la locura
en un poema
y seguimos remando
hasta que un día
convencidos de su torpeza
para la navegación
se la entregamos
al amor y a la muerte
para que la locura
aprenda a volar.

Miguel Oscar Menassa
De "La poesía y yo", 2000

ISLA IGNORADA



(cuadro de Seignac_Guillaume_The Wave)

ISLA IGNORADA

Soy como esa isla que ignorada

Late acunada por árboles jugosos

-en el centro de un mar

que no me entiende,

rodeada de NADA,

sola solo-.

Hay aves en mi isla relucientes

Y pintadas por ángeles pintores,

Hay fieras que me miran dulcemente,

Y venenosas flores.

Hay arroyos poetas

Y voces interiores

De volcanes dormidos.

Quizá haya algún tesoro

Muy dentro de mi entraña.

¡Quién sabe si yo tengo

diamante en mi montaña,

o tan sólo un pequeño pedazo de carbón!

Los árboles del bosque de mi isla

Sois vosotros, mis versos.

¡Qué bien sonáis a veces

si el gran músico viento

os toca cuando viene del mar que me rodea

A esta isla que soy, si alguien llega,

Que se encuentre con algo es mi deseo

-manantiales de versos encendidos

y cascadas de paz es lo que tengo-.

Un nombre que me sube por el alma

Y no quiere que llore mis secretos;

Y soy tierra feliz -que tengo el arte

De ser dichosa y pobre al mismo tiempo-.

Para mí es un placer ser ignorada,

Isla ignorada del océano eterno.

En el centro del mundo sin un libro,

SÉ TODO, porque vino un misionero

Y me dejó una Cruz para la vida

-para la muerte me dejó un misterio-.


Gloria Fuertes

Del libro “Isla ignorada”

22 de marzo de 2012

SE DERRUMBAN LOS DIOSES

Se derrumban los dioses,
estrellándose al caer
con una melancolía insulsa,
y el último adiós,
cubre los cuerpos
que han marchado.
Elegía descubriendo
deidades en la retina,
visiones de un lobo clavado
en la arena, desprevenido.
Sucia música sacra
golpeas en la huída
y repites diariamente
este mensaje torpe
con las profundidades.
Amarillos mensajeros,
hay hombres sobre la pampa.

Lucía Serrano

15 de marzo de 2012

NUESTROS TESOROS






a Mariano Moure

¡Cuánta riqueza acumulada Master!...maíz, estatuas, pinturas
romanas, higos, nueces, quesos y dulces, piedras preciosas,
canela y bálsamos aromáticos.
Todas mercancías de un amo ausente.
¿Usted vió que el dueño de casa era un camarada digno de
confianza verdad? y sin embargo, fue acusado por razones
humanas.
Hágame caso Master, nosotros en general no acordamos con
nada, convertimos en oro lo que no brilla, sólo por el placer de
no caer entre las pobres horas cotidianas.
Master, quiero contarle que mientras usted dormía, la tribu ar-
maba planes imposibles y nadie fue capaz de traducir tremen-
do desencuentro. Yo callé, porque no quise ser acusada como
siempre de algo, mas luego, no hubo palabra que acompañara
ese silencio.
Siendo director de las nadas, no acepté ninguna directiva, por-
que ofrecían viejas mercancías compradas hace tiempo en
lejanas ciudades, que ya no nos servían para nada.
Todo lo que sucede es transitorio, cualquier preocupación ca-
rece de fundamento Master, os aseguro.
Temo repartir nuestras riquezas entre los pobres y que eso sea
un negocio vano, pequeñas ganancias, que no desean los
grandes comerciantes como nosotros.
Quisiera distribuir algunas noches nuestros tesoros en la ciu-
dad y sin embargo encuentro en el intento, ojos cerrados, oí-
dos cerrados, manos cerradas, una incapacidad para adquirir
propiedades más altas, de un imperio extinguido, incapaz de
comprender las falsas promesas de pálidos farsantes, ni la feli-
cidad que habitualmente vivimos usted y yo en nuestro palacio.
Comprender para nosotros nunca fue necesario.
El asombro quedará disuelto por la luz inesperada que posee
el que lo sabe todo y tiene que callar.
El silencio es un arma de fuego y no debemos dejar que nadie
transporte lo que no usamos.
Disueltos los poderosos que no yerran, envidio el ruido del va-
cío, las últimas luces que no veo apagarse en la ciudad, todas
las lujurias de un mundo inadvertido.
La caravana al final, siempre cumple su misión y sin esperar
respuestas continúa el viaje.
He oído hablar a los hombres más grandes de planes absurdos
y los acompañé hasta el borde exacto del abismo.
Ellos siempre caían, yo esperaba.
Aguante Master las violencias que no le pertenecen y enarbole
frente a los ciegos, la última bandera que alimente una vez más,
la raza a la que usted y yo pertenecemos.

(del libro de LUCIA SERRANO "MISTICA DEL CAOS")

8 de marzo de 2012

FELIZ DIA DE LA MUJER




UNA MUJER ESCRIBE ESTE POEMA

Una mujer escribe este poema
donde puede
a cualquier hora de un día que no importa
en el siglo de la avitaminosis
y la cosmonáutica
tristeza deseo no sabe qué
esperando la bayoneta o el obús
una mujer escribe este poema
sin atributos
a desvergüenza y dentellada
fogosa inalterable arrepentida pudriéndose
caemos por turno frente a las estrellas
todos tenemos que morir
no hay nada más ilustre que la sangre
una mujer escribe este poema
qué estúpida la línea que divide sol de sombra
el crepúsculo pasa
acumulándose al final de las azoteas
supimos de pronto de una trombosis coronaria
existes soledad
sonó una bomba
vean si se han roto los lentes de contacto
una mujer escribe este poema
separa quince pesos para el alquiler
mi amigo viejo
se desprende del mediodía por la próstata
bailamos
sigue la preparación combativa
no pasarán
una mujer escribe este poema
como quien ha perdido el tiempo para siempre
creo en el corazón de Denise Darval
hemos ganado porque morimos muchas veces
parece que tengo un derrame de sinovia
no hay tiempo para la poesía
de veras que los frijoles se han demorado en hervir
te juro que mañana presentaré el divorcio
una mujer escribe este poema
cómo hay fantasmas a las siete en mi pecho
entablillé una rama a la areca que está triste
mamá tú no sabes la falta que me haces
si suena la alarma aérea
recojan a los niños que duermen en la cuna
voy a guardar este retrato del Ché
como calló el canario traje un tenor a casa
una mujer escribe este poema
cargada de ultimátum
de pólvora
de rimel
verde contemporánea lela
entre el uranio
y
el cobalto
trébol de la esperanza
convaleciente de amor
tramposa hasta el éxtasis
tonta como balada
neurótica
metiendo sueños en una alcancía
ninfa del trauma
novia de los cuchillos
jugando a no perder la luz en el último tute
una mujer escribe este poema.

CARILDA OLIVER LABRA.

2 de marzo de 2012

ANTES DEL AMANECER

Aún la tibia caricia intimida mi cuerpo amigo,
desde aquella pena que retorna enamorada,
tendida sobre el campo, bajo las ramas
retorcidas de los árboles altos,
el tiempo engendra jóvenes cuerpos,
para que sus miembros vibren
en la cercanía turbada del silencio.

Ninguno de nosotros quiso ver secarse
el río fuera del ímpetu del viento y el rocío.

Me jacto de zambullirme en un mar
donde todas las lágrimas anteriores
vuelven cálido su aspecto tibio
y desaparecen, manchadas
por el perfecto hastío
bajo las estrellas,
que alborotadas danzan,
antes del amanecer.

Lucía Serrano