31 de marzo de 2011

MALÚ URRIOLA

Santiago en ruinas
abril de 1992

No necesito nada más esta
noche, no quiero oír viejas
anécdotas de poetas. No sé
si veré el futuro, si al
menos lo veré pasar por
estos ojos.
Espero en la única gloria
de los castrados
Me abandonaré al silencio
como un criminal abandona
las armas y el placer
de la sangre.

(de Dame tu sucio amor)

30 de marzo de 2011

"EXTASIS" de John Donne

Donde, como una almohada sobre un lecho,
una Preñada ribera se erguía
para que las violetas reclinen sus cabezas,
nos sentamos los dos, cada uno lo mejor del otro.

Firmemente asidas iban nuestras manos
por un fuerte bálsamo que de ellas provenía,
se entrelazaron las miradas, tejiendo
en una doble trenza nuestros ojos.

Rizar así nuestras manos era entonces
el único medio de hacernos uno,
y las imágenes de nuestros ojos
fueron nuestra única propagación.

Como entre dos Ejércitos iguales, el Destino
aplaza la victoria incierta,
nuestras almas (que a conquistar su condición
salieron de los cuerpos) cuelgan entre ella y yo.

Y mientras ahí nuestras almas negociaban,
yacíamos como estatuas sepulcrales,
todo el día, en la misma posición nos mantuvimos,
y no dijimos nada, todo el día.

Si alguien, tan refinado en el amor
que comprenda el lenguaje de las almas,
y que por el buen amor se hiciera todo espíritu
se detuviera a distancia conveniente,

podría (aún sin saber qué alma hablaba,
porque ambas decían, ambas significaban lo mismo)
hallar un nuevo elixir
y partir más puro que cuando aquí llegó.

Este Éxtasis nos ilumina
(dijimos) y nos revela lo que amamos;
vemos así que no era sexo,
vemos que no veíamos la causa:

pero como cada alma contiene
una amalgama de elementos para sí desconocida,
el amor vuelve a mezclar estas almas diluidas,
haciendo de ambas una –ésta y otra–.

Trasplanta una simple violeta
y su fuerza, tamaño y color
–cuanto en ella era escaso y miserable–
crecerá aún y se multiplicará.

Cuando una con otra el amor
vivifica dos almas,
el alma enriquecida que de ahí fluye
controla los defectos de la soledad.

Nosotros, que somos esta alma renovada,
sabemos de qué estamos compuestos y hechos,
pues los Átomos de los que crecemos
son almas a las que ni un cambio puede invadir.

Mas, oh, ¿por qué tanto tiempo, tan distantes,
nuestros cuerpos hemos olvidado?
Ellos son nuestros, aunque ellos no nos constituyan,
Nosotros somos las inteligencias y ellos la esfera;

les debemos gratitud, pues,
desde el inicio, nos acercaron a nosotros mismos;
nos cedieron sus fuerzas, su sentido
y no son para nosotros escoria sino alivio.

No obra así en el hombre la influencia del cielo,
sino que antes imprime el aire,
para que el alma pueda fluir en el alma
aunque primero repare en nuestro cuerpo.

Como nuestra sangre se afana en engendrar espíritus
en lo que puede semejantes a las almas,
pues tales dedos necesitan tejer
ese sutil nudo que nos hace hombres:

así deben descender las almas de los amantes puros
a los afectos y facultades,
que los sentidos puedan alcanzar y aprehender.
De lo contrario, un gran Príncipe yace encarcelado.

Tornemos pues a nuestros cuerpos, para que
débiles puedan contemplar el amor revelado;
los misterios del amor crecen en el alma,
pero aún el cuerpo es su libro.

Y si algún amante, tal como nosotros,
ha escuchado este diálogo de uno,
déjenlo que nos siga atendiendo;
que vea los pequeños cambios
cuando a nuestros cuerpos hayamos retornado.

"ÉXTASIS" de John Donne

Donde, como una almohada sobre un lecho,
una Preñada ribera se erguía
para que las violetas reclinen sus cabezas,
nos sentamos los dos, cada uno lo mejor del otro.

Firmemente asidas iban nuestras manos
por un fuerte bálsamo que de ellas provenía,
se entrelazaron las miradas, tejiendo
en una doble trenza nuestros ojos.

Rizar así nuestras manos era entonces
el único medio de hacernos uno,
y las imágenes de nuestros ojos
fueron nuestra única propagación.

Como entre dos Ejércitos iguales, el Destino
aplaza la victoria incierta,
nuestras almas (que a conquistar su condición
salieron de los cuerpos) cuelgan entre ella y yo.

Y mientras ahí nuestras almas negociaban,
yacíamos como estatuas sepulcrales,
todo el día, en la misma posición nos mantuvimos,
y no dijimos nada, todo el día.

Si alguien, tan refinado en el amor
que comprenda el lenguaje de las almas,
y que por el buen amor se hiciera todo espíritu
se detuviera a distancia conveniente,

podría (aún sin saber qué alma hablaba,
porque ambas decían, ambas significaban lo mismo)
hallar un nuevo elixir
y partir más puro que cuando aquí llegó.

Este Éxtasis nos ilumina
(dijimos) y nos revela lo que amamos;
vemos así que no era sexo,
vemos que no veíamos la causa:

pero como cada alma contiene
una amalgama de elementos para sí desconocida,
el amor vuelve a mezclar estas almas diluidas,
haciendo de ambas una –ésta y otra–.

Trasplanta una simple violeta
y su fuerza, tamaño y color
–cuanto en ella era escaso y miserable–
crecerá aún y se multiplicará.

Cuando una con otra el amor
vivifica dos almas,
el alma enriquecida que de ahí fluye
controla los defectos de la soledad.

Nosotros, que somos esta alma renovada,
sabemos de qué estamos compuestos y hechos,
pues los Átomos de los que crecemos
son almas a las que ni un cambio puede invadir.

Mas, oh, ¿por qué tanto tiempo, tan distantes,
nuestros cuerpos hemos olvidado?
Ellos son nuestros, aunque ellos no nos constituyan,
Nosotros somos las inteligencias y ellos la esfera;

les debemos gratitud, pues,
desde el inicio, nos acercaron a nosotros mismos;
nos cedieron sus fuerzas, su sentido
y no son para nosotros escoria sino alivio.

No obra así en el hombre la influencia del cielo,
sino que antes imprime el aire,
para que el alma pueda fluir en el alma
aunque primero repare en nuestro cuerpo.

Como nuestra sangre se afana en engendrar espíritus
en lo que puede semejantes a las almas,
pues tales dedos necesitan tejer
ese sutil nudo que nos hace hombres:

así deben descender las almas de los amantes puros
a los afectos y facultades,
que los sentidos puedan alcanzar y aprehender.
De lo contrario, un gran Príncipe yace encarcelado.

Tornemos pues a nuestros cuerpos, para que
débiles puedan contemplar el amor revelado;
los misterios del amor crecen en el alma,
pero aún el cuerpo es su libro.

Y si algún amante, tal como nosotros,
ha escuchado este diálogo de uno,
déjenlo que nos siga atendiendo;
que vea los pequeños cambios
cuando a nuestros cuerpos hayamos retornado.

ES INFINITA ESTA RIQUEZA ABANDONADA

Es infinita esta riqueza abandonada
esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos
de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no impota tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
suben murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío

no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

Edgar Bayley
De La vigilia y el viaje , 1961

29 de marzo de 2011

ODA A LA BELLEZA - CHARLES BAUDELAIRE

¿Vienes del cielo o de salir del abismo
O belleza? sus ojos infernal y divina,
Derrama confusamente la benevolencia y la delincuencia,
¿Y por qué podemos comparar con el vino.

Usted tiene en sus ojos la puesta del sol y el amanecer;
Usted dispersión perfumes como una noche de tormenta;
Tus besos son un filtro y tu boca un ánfora
Que hacen que el héroe de un cobarde y un niño valiente.

¿Viene usted del hoyo negro o descender de las estrellas?
Destino, embrujado, sigue tus faldas como un perro;
Que se siembra en alegría al azar y el desastre,
Y usted gobierna todo y respuesta para nada.

Usted camina en la belleza muerta, te ríes;
De tus joyas, horror no es la menos encantadora,
Y el asesinato, entre sus más queridos baratijas,
Sobre tu vientre orgulloso danza amorosamente.

La polilla deslumbrada vuela hacia ti, vela,
Crujidos, las llamas y ha dicho: Bendigamos esta antorcha!
El amante jadeando inclinado sobre su bella
Con el aire de un moribundo acariciando su tumba.

Si usted viene del cielo o el infierno, lo que sea,
O Belleza, monstruo enorme, espantoso, ingenuo!
Si tus ojos, tu sonrisa, tu pie, abierta para mí
En el Infinito que amo y que nunca han conocido?

Satanás o Dios, a quién le importa? Ángel o Sirena,
Lo que sea, si usted hace, - Fay con los ojos de terciopelo,
Ritmo, perfume, luz, mi única reina! -
El universo menos horrible y más ligero momentos.

Charles Baudelaire (a partir de "Flores del Mal)

25 de marzo de 2011

R E V I E N T E

Esta noche saldré a cantar por la ciudad la canción del reviente,
lo haré en voz baja, mirando al sur,
seducida por los rostros detenidos frente al vitral.
El deseo del terror tatuado en todos los costados de mi cuerpo,
amanecerá con los locos del tiempo.
Sonará el clarinete y el saxo,
orquesta jóven para los poderosos que perduran
bajo el tic tac del reloj abandonado y antiguo.
¡A preparar las maletas amigos, que ya no hay mas reviente!
Todas las sábanas son blancas y los que duermen,
se acuestan con trajes de alpaca negro,
para perturbar el cansancio de los pasajeros del viento.
Trabajo fragmentado, partes que no alcanzan el vuelo.
¿Cuándo abrimos el juego?
¿Quién estará en la partida?
Todas apuestas vencidas de antemano.
¿Quién será el ganador de esta farsa?
Reviente, tu rosa mística se ha quedado sin nombre,
y ya nadie necesita tu oficio cruel.
Sólo quedan lejanas imágenes del triunfo que buscabas.
Anda a encontrarlas, ya tienen libertad para seguir tus pasos,
cansados por esa lucha.
Y si no, déjalo todo así, igual que siempre,
hasta que llegue el monzón y con su fuerza,
devuelva señales al guerrero caído en el reviente.
Será acusiante y fatal la bienvenida.
¡Pase guerrero!,
aquì estàn las fotografìas de todos los ensayos que usted ha pedido.
Elija tranquilamente las que vayan afìn con su filosofìa.
Las demàs, pueden quedar en el baùl sin tapa,
abierto para las que faltan.
Sin ninguna furia se saludan para no verse nunca màs.
Y asì estàn salvados.
Curioso entretenimiento, màs o menos malvado.


(del libro inèdito de Lucia Serrano "REVIENTE")

24 de marzo de 2011

CORAZÓN SALVAJE

Húmeda la noche, intenta enfurecida encontrar los caminos
de un corazón abandonado.
Perfumado canto que no tiembla.
Cuerpo suspirando primaveras en todos los inviernos.
Raíces de sus alas vuelven.
Caminante, ¡dime alguna mentira para que palpite mi corazón salvaje!
Junto al mar, entre los marineros que esperan, descanso de las calles.
Engarzo en la espuma, círculos que marcan la línea de combate.
¡Tradúceme el canto de los cuerpos más bellos que navegan
con la luna nueva, los que no tienen miedo!
Amante marino sin cadenas, acuéstate a mi lado sin detener el pulso.
Traspásame el azul de tus ojos abiertos.
En la otra orilla, guardo una lágrima antigua para ti.
Estelares pensamientos, despertarán mañana al corazón salvaje.
Hoy los fantasmas ascienden conmigo al firmamento y aguardan
a mi lado, el tiempo donde resuene el eco.
Soy un extraño en este mundo, un demente en las profundidades
que ascienden desnudas.
Salgo a encontrar la luz, el mundo de los genios.
Los latidos de un corazón salvaje, hacen que las debilidades pierdan
poder y ciego de sí mismo, intoxicado, estremecido y agitado,
grita: ¡Amor ven a buscarme, te amo!
El que viene a rescatarme es un desconocido y me promete en su
ausencia los siglos futuros, el fuego eterno de mis mejores sueños.
Compruebo una vez más, que no hay tentación para un corazón
Salvaje.
Esta deidad que me acompaña, toma posesión de mí y me

esconde entre las nubes para poseerme siempre, mientras dice:
¡Sígueme, no tengo palacios para darte, sólo alas para
encontrar el recorrido.

(del libro de Lucía Serrano "Mística del Caos")

16 de marzo de 2011

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN - Argentina 1905

DONDE TODO TERMINA

A Alberto Sánchez
(pintor y escultor)

I

Donde el carbón se junta con la sangre
y la ametralladora bailarina
lanza sus abanicos de metralla.
donde todo termina.

Ya vienen las mujeres con sus hijos
de la mano, en los brazos y en el vientre.
Dentro del gran bostezo de la mina
crece un grisú de soledad ardiente.
Donde todo termina.

Apuntad bien, que sobre el barro caigan
donde el terror se junta con la sangre.
Ya están ahí los mercenarios.
Donde todo termina.

Su sangre no es abono.
Por el río que arrastra el grano oscuro
corre la sangre favorable
de obreros fusilados contra el muro.
Donde todo termina.

¡Cómo se pasa del carbón al plomo!
¡Cómo se pasa del esclavo al hombre!
Somos miles de muertos favorables.
Donde todo termina.

Incorporaos sobre nuestra muerte
y en su arsenal de polvo
fundid las nuevas armas.
Donde todo termina.

Donde el carbón se junta con la sangre
pronto desbordará los horizontes
el ejército muerto que dirige
un mariscal de hueso y de ceniza.
Donde todo termina.

II

Escuchad la tormenta,
bata el palo sobre la ropa oscura.
Lavad, mujeres de mineros,
la ropa oscura.
la ropa del carbón y de la muerte,
del barro y de la arena
que en el Nalón y en el Caudal arrastran
las aguas de la cuenca.
¡Veteranas!

Bandera el overol agujereado,
espectro del coraje el trapo comunero.
Detrás del viento entre hulla y escarcha
viene el invierno con el hambre.
Viene el invierno fusilando muertos,
decretando osamenta,
persiguiendo a los hijos de los muertos
donde madura el grito de los muertos,
donde la dignidad va madurando.

Va madurando sobre la derrota
donde se junta el aire con el humo
y un sol de vidrio opaco, forastero,
ve desfilar hacia el túnel sonoro
mineros y mineros y mineros.
Donde todo termina.

12 de marzo de 2011

C A M B A L A C H E

Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el tres mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador…
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón…
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás…!
¡Dale, que va…!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar…!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao…
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley…

Letra y música de Enrique Santos Discépolo -argentino-(1935)

CASI LA SOLEDAD

La soledad que a veces sentía
siempre era la misma,
los mismos tonos,
las mismas melodías,
aquella noche interminable,
el día que oscureció sus luces
de tanta soledad.

Esa cara acongojada frente al espejo,
como sí él fuese
pálido y hasta gris,
y atrapara lágrimas
para robar lo sagrado,
encaprichado por ser cruel
y avaro,
y explotar por los aires
en mil pedazos.

Esos días eran lentas
vanidades de la soledad
llamando a una puerta
que nadie abriría.
A lo lejos el horizonte
no tenía ninguna imagen,
ningún nombre,
todo el arrepentimiento del mundo
cabía entre mis horas.

Se iba adormeciendo
también el corazón,
casi la soledad,
y después la llanura opacada
por las tinieblas de la noche
o el resplandor de las mañanas.

Tenía que detener los pasos
para saber que todo lo viviente
me pertenecía
aunque yo creyera
que nada era mío.
Pareciera seguirme
una sombra sin ruta,
ni planes,
sólo mentiras.

Al volver triste
escribía sin reposo
y los hilos del cerebro
que yo misma había construído,
eran finísimas lonjas de oro
en las que una vida
que me pertenecía
me llamaba a mí con mi nombre
y después del destello
todo dejaba de doler.

Ahora recorro coronada
de blancas amapolas,
los costados de este mío jardín
que conozco hace años
y la niña asustada olvida.

Lucía Serrano

5 de marzo de 2011

DORMIR EN LAS TEJAS DEL SOL




Despertar en un sueño es morir
la realidad un fantasma
plasma que navega en los sentidos
un souvenir del Tiempo.

Morir es nacer en otro sueño
hacerse líquido en la vida
arista del sonido.

Morir es acechar la sombra
escupir espejos en la sangre
hasta fatigar mi luz.

(del libro "Licor de Sueños" de mi amigo Víctor Marcelo Clementi