Lawrence Ferlinghetti / El Cántico de Jack Kerouac
El Cántico de Jack Kerouac
1
Lejos del mar del mar
de los pescadores de Breton
las nubes blancas desplazándose
sobre Lowell
y los abedules blancos
los abedules blancos y desnudos
a lo largo de los borrosos caminos de la noche
pasando como el rayo en la oscuridad
(donde una vez él condujo
en la antigua Plymouth de Papá)
y la cara blanca del abedul
de una virgen de Merrimac
sombreada por la luz de la calle
por las misteriosas aguas del Merrimac
-una hoja vuela
sobre el viento del mar
fuera de Brittany
hacia océanos infinitos
2
Hay un jardín en la memoria de América
Hay un pájaro nocturno en su memoria
Hay un andante cantábile
en un jardín en la memoria
de América
en un jardín secreto
en un lugar vedado
una canción una melodía
un canto nocturno resonando
en la memoria de América
en el sonido de un pájaro nocturno
del otro lado de una ventana de Lowell
en el grito de los niños
en los patios de los inquilinos a la noche
en el profundo sonido
de una mujer murmurando
una mujer cantando una melodía entrecortada
en una habitación de ventanas cerradas
en una vieja casa de madera
en Lowell
al tiempo que el mundo se desmorona
por los truenos
como un camión maderero perdido
en una pendiente empinada
en la América de Kerouac
la mujer se sienta callada ahora
meciéndose hacia atrás
hacia el Whistler’s Mother en Lowell
y todas las rigurosas y viejas
madres canadienses
como la abuela de Jack
ellas continúan meciéndose
Y quizás, hasta en las noches de tormenta se muestren
como la imagen persistente de un fantasma
sobre pantallas de tv silenciosas
una parpadeante imagen persistente
que no se irá
en la calle Moody
en la calle Beaulieu
en “dirtstreet Sarah Avenue”
en Pawtucketville
Y en la Iglesia de St. Jean Baptiste
3
Y el Old Worthen Bar
en Lowell Mass. a medianoche
en el mil novecientos ochenta y siete de ahora
juerguistas Kerouaquenses
llenan los puestos de madera
antiguos de tantas iniciales talladas
de un millón de peleas de borrachos
la influencia del
Forastero Misterioso
sobre cada banco de madera
donde los pares de Kerouac leñador
amagaban sus desafíos
de estiércol y muerte
Ah la madera quebrada y los abanicos en el techo aún girando
(ondulaciones al tirar de la cuerda
del aliento del Buda)
aún perdidos en las” vastas
tragedias de la oscuridad” de Lowell
con Jack
4
Y el comedor de las Cuatro Hermanas
también conocido como “El Búho”
domingo por la mañana ahora
marzo del ochenta y siete
o cualquier año de ofertas de domingo
huevos revueltos y jamón cortado
los brillantes puestos repletos de familias
griegos de Lowell y franceses de Gaspé
Joual patois y Argos argot
los esclavos Espartanos escaparon
al Nuevo Mundo
aquí se encarnaron
en el torrente de sangre del
American Sunday morning
y en “Ti-Jean” Jack Kerouac
que viene sonriendo con
su desastrosa gorra de beisbol
hambrienta de misa
en esta Iglesia de Todos los Santos Hambrientos
guarida de los Búhos trasnochados
bendiciendo cada puesto….
5
Ah el Sonriente Silencioso
el único
con la camisa leñadora
y la gorra de aletas levantadas
soplando sus manos en invierno
como para encender una llama
el Forastero Misterioso lo conocía
como Ti-Jean el sonriente
recitando poemas al pasar por los edificios de ladrillos rojos
derribados por la corriente del río
(Oh poderoso Merrimac
“estruendoso silenciador”)
donde una vez una medianoche
el joven Ti- Jean bailó con Mémère
bajo la ahogada luz de la luna
y rodaron sobre el césped
su madre y amante
sólo uno con Buda
en sus brazos
6
Y luego Ti-Jean Jack con la lengua Joual
vestido como un defensa Americano en camisa a cuadros
cruzando y recruzando América
en autos veloces
la sombra de un Dr Sax oscureciéndose
como una sombra misteriosa sobre un paisaje
canción de la carretera cantada borracho
con Whitman y Jack London y Thomas Wolfe
todavía resonando a través de
una América del mil novecientos treinta
una América del mil novecientos cuarenta
una América que partió hace mucho
excepto en las destartaladas viejas y polvorientas
estaciones Greyhound de colectivos
en pequeños y perdidos pueblos
la visión de Ti-Jean de América
desde la ventanilla de un auto en marcha
la misma desolada y arrebatada
visión de Wolfe
captada desde un coche tren mucho tiempo atrás
(“Y así él vio la primera tierra oscura”)
Y entonces Jack
en un bar de ángel de medianoche
en algún lugar al oeste de Norteamérica
donde una virgen borracha
(sombras de una de ellas en una esquina de Merrimac)
le hace un gesto con sus ojos
un gesto azul
y Ti-Jean le contesta
sólo con sus ojos
y la noche cae sobre ellos
y la luz cae sobre ellos
haciendo el amor en un estacionamiento
7
En la oscuridad de su noche campesina
en la luz de las iluminadas
estaciones de la Cruz
y la gruta iluminada
camino abajo detrás de la Casa Funeraria
por el rugido del rio
donde ahora Ti-Jean solo
(volvió a Lowell
en otro intento
Wolfiano fracasado
de Volver a Casa Una Vez Más)
a tientas entre las Doce Estaciones de la Cruz
recitando en voz alta las inscripciones en francés
con su acento Joual
que hace al Cristo francés de yeso
reir y llorar
al alzar Su enorme Cruz
hacia el Monte Eterno
Y una lágrima muy real cae
en la gruta
del rostro
de la Virgen drogada
8
Luz sobre luz
la Montaña
permanece quieta
9
Manos sobre oídos
él se escabulle
con la Campana….
Lawrence Ferlinghetti (Yonkers, Nueva York, 1919), These Are My Rivers: New and Selected Poems, New Directions Publishing Corporation, Nueva York, 1993
Versión de Marina Kohon
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