22 de octubre de 2015

Sylvia Plath - La rival


Sylvia Plath - La rival


Si la luna sonriese se parecería a vos.
Das la misma impresión
de algo bellísimo y aniquilador.
Ustedes dos  son grandes deudores de luz.
Su boca en O se lamenta por el mundo, la tuya no se inmuta.

Y tu don principal es volverlo todo en piedra.
Me despierto en un mausoleo; estás acá,
golpeteando los dedos en la mesa, buscando cigarrillos,
malicioso como una mujer, aunque no tan nervioso
muriéndote por decir algo irrefutable.

También la luna abusa de sus súbditos,
aunque durante el día ella es ridícula.
Tus insatisfacciones, por otro lado,
llegan con encantadora regularidad, a través de la ranura del buzón,
blancas y en blanco , expansivas como monóxido de carbono.

No hay día en que me libre de tus noticias; vos
que caminás por África, tal vez, aunque pensando en mí.

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