Palpitaba en el fondo
demente de la noche,
la lujuria de haberse equivocado,
de volar en los alrededores
de la luna,
un cuerpo sin excusas.
Provocaba al olvido
con delicadas máscaras
construidas al comenzar
los otoños
y se sentaba bajo el sauce,
para que alguien llorara
en las mañanas.
Detrás del telón,
se arrastraban
desconsoladas lagrimas,
Ídolos celestes,
bajo el escenario
que construyó en silencio
la irrefutable sombra iluminada.
LUCÍA SERRANO
Hermoso poema Lucía! Me encnató!!
ResponderEliminarBuena Vida preciosa!
Besos.