29 de marzo de 2016

YORGOS SEFERIS


Tres rocas unos pocos pinos quemados y una ermita y más arriba
el mismo paisaje copiado recomienza;
tres rocas en forma de pórtico, herrumbrosas
unos pocos pinos quemados, negros y amarillos
y una casita cuadrada sepultada en la cal;
y más arriba todavía muchas veces
el mismo paisaje recomienza escalonado
hasta el horizonte hasta el cielo en ocaso.
Aquí anclamos el barco para reparar los remos quebrados,
para tomar agua y dormir.
El mar que nos amargaba es profundo e inescrutable
y despliega una serenidad infinita.
Aquí entre los guijarros hallamos una moneda
y la jugamos a los dados.
La ganó el menor y desapareció.
Nos volvimos a embarcar con nuestros remos quebrados.
  

Yorgos Seferis (Esmirna, 1900- Atenas, 1971).
AZÚCAR MARRÓN

Entre diálogos invisibles sólo existía una palabra dulce: azúcar
marrón.
Heroína de un rumor continuo que vive ensordecido.
Ciego cosmos para ojos adiestrados por seres impalpables.
Belleza diminuta entretenida en la nada.
Diferencia que respira y muere por las dudas.
Desesperación que no descansa frente a la realidad temida.
Inmediato mandato del fracaso.
Dulce margen estremecida por la espera.
Helada verdad disolviéndose en la espuma.
Cuerpo de luz que se lleva al corazón en las ausencias.
Acelerado pulso, en el intento de comprobar que son posibles
los sueños.
Aún me llama esa locura exaltada.
Encerrada quietud, sólo tiene feroces pasiones perdidas.
El lobo nocturno escupía lo brutal de las fatalidades y yo
aceptaba.

LUCIA SERRANO “BLUES PARA LA CORONA”


28 de marzo de 2016

AMANTE DESVELADO

Entre lágrimas,
debajo del túnel
que conduce al infierno,
encontré las luces del misterio.

Sangre de un cuerpo que no es mío.
Amenazante hacha
del hombre que cortó los hilos.

Todas las noches
termino tan desnuda,
que pretendo un amante desvelado,
un hombre sin oficio repetido.
y quisiera mil días y mil noches,
permanecer desnuda ante su cuerpo.

Un ser habitado por fisuras,
por marcas encarnadas,
por ausencias,
por nadas.
Un habitante de otras galaxias.
Alguien, que logre enamorarla.


LUCIA SERRANO 

12 de marzo de 2016

PEDRO SALINAS
Largo Lamento (1975)

No rechaces los sueños por ser sueños.

Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.

La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.

La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
«Yo soy el sol, los cielos, el amor».
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.

Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

9 de marzo de 2016

 unión libre, André Breton

Mi mujer con cabellera de fuego de leña
Con pensamientos de relámpagos de calor
Con talle de reloj de arena
Mi mujer con talle de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer con boca de escarapela y de ramillete de estrellas de última magnitud
Con dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca
Con lengua de ámbar y de vidrio frotados
Mi mujer con lengua de hostia apuñalada
Con lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
Con lengua de piedra increíble
Mi mujer con pestañas de palotes que escriben los niños
Con cejas de borde de nido de golondrinas
Mi mujer con sienes de pizarra de techo de invernadero
Y de vaho en los cristales
Mi mujer con hombros de champagne
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer con muñecas de fósforos
Mi mujer con dedos de azar y de as de corazón
Con dedos de heno segado
Mi mujer con axilas de marta y de bellotas
De noche de San Juan
De alheña y de nido de escalarias
Con brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla de trigo y de molino
Mi mujer con piernas de cohete
Con movimientos de relojería y desesperación
Mi mujer con pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer con pies de iniciales
Con pies de manojos de llaves con pies de pajaritos que beben
Mi mujer con cuello de cebada sin perlar
Mi mujer con garganta de Valle de Oro
De cita en el lecho mismo del torrente
Con senos nocturnos
Mi mujer con senos de topera marina
Mi mujer con senos de crisol de rubíes
Con senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer con vientre de despliegue de abanico de los días
Con vientre de garra gigante
Mi mujer con espalda de pájaro que huye vertical
Con espalda de azogue
Con espalda de luz
Con nuca de piedra de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso en que se acaba de beber
Mi mujer con caderas de barca
Con caderas de araña y de plumas de flecha
Y de canutos de plumas de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer con nalgas de greda y de amianto
Mi mujer con nalgas de lomo de cisne
Mi mujer con nalgas de primavera
Con sexo de gladiolo
Mi mujer con sexo de yacimiento y de ornitorrinco
Mi mujer con sexo de alga y de bombones viejos
Mi mujer con sexo de espejo
Mi mujer con ojos llenos de lágrimas
Con ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
Mi mujer con ojos de sabana
Mi mujer con ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer con ojos de bosque siempre bajo el hacha
Con ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego

FELIZ DIA MUJERES

Discurso de Eva

Hoy te saludo brutalmente:
con un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?

Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: «mi vida»
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece en llama.

De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero,
no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.
Amor...
( ¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise decir que ya te odio. )
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?

Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...

Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.

Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Este es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Ya la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para sIempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.


Me desordeno, amor, me desordeno


Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.



De: Memoria de la fiebre


CARILDA OLIVER LABRA

3 de marzo de 2016

LLEGADA DE LA POESÍA

Estoy conmigo, pero tengo miedo.
Andan cerca rumores misteriosos.
Interfiero demonios neblinosos
y la tinta hace luto por mi dedo.

Una alarma esta noche va conmigo;
y ese ruido a cristal con una gota
o a pedazo de música remota
me estremece y no encuentro lo que digo.

El silencio es redondo y yo soy suya.
Tengo miedo... se asoma el Infinito.
No hay rincón en mi alma que no huya;

canta en ella algún pájaro maldito,
y de pronto da el miedo un aleluya
y estoy sola con esto que ya he escrito.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba - 1924