30 de junio de 2013

CARILDA OLIVER LABRA

DISCURSO DE EVA

Hoy te saludo brutalmente:
con un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?
Te extraño
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.
¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: "mi vida"
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, perece en llama.
De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero,
no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.
Amor...
(¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise poner que ya te odio.)
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el fuego? 
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí? 
Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida. Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo, 
yo que te zurzo: 
¿qué? 
¿Cuándo vas a matarle a salivazos, 
héroe? 
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia? 
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarle pajarito
y puta? 
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...
Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarte nunca. 
Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Éste es un amor 
de nadie; 
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle,
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Y a la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama. 
Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para siempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.

6 de junio de 2013

JUAN CARLOS COBIAN - LOS MAREADOS (tango)

Nace en Pigüé el destacado músico Juan Carlos Cobián Pianista y compositor, actuó en las orquestas de Genaro Espósito y Eduardo Arolas antes de formar su propia agrupación. Fue autor de importantes temas que han quedado inscriptos dentro de los clásicos del tango, como "El motivo", "A pan y agua", "Los mareados", "La casita de mis viejos", "Shusheta", "Rubí", "El cantor de Buenos Aires", "Nostalgias", "Mi refugio", etc.

Falleció en Buenos Aires el 10 de diciembre de 1953.

Los Mareados

Rara..
como encendida
te hallé bebiendo
linda y fatal...
Bebías
y en el fragor del champán,
loca, reías por no llorar...
Pena
Me dio encontrarte
pues al mirarte
yo vi brillar
tus ojos
con un eléctrico ardor,
tus bellos ojos que tanto adoré...

Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado...
¡Qué importa que se rían
y nos llamen los mareados!
Cada cual tiene sus penas
y nosotros las tenemos...
Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más...

Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida...
Tres cosas lleva mi alma herida:
amor... pesar... dolor...
Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos...
¡Qué grande ha sido nuestro amor!...
Y, sin embargo, ¡ay!,
mirá lo que quedó...

4 de junio de 2013

AMANDO LOS SILENCIOS



Y amando lo perfecto,
llegué a la sospecha,
a la indiferencia,
al vacío,
al desencuentro.
Y ví,
el otro lado de la vida.
Desprecié las almas nobles,
el saber que no yerra,
la palabra certera,
el instante perfecto,
los gestos precisos.

Y así viví conmigo,
amando los silencios.

(del libro “BLUES PARA LA CORONA” de  LUCIA SERRANO)


INEVITABLE SER

     
Inevitable ser,
vagabundea la nada
sin distracción,
acepta sin recordar,
rechaza la ley,
los manipuleos,
la razón,
la comprensión final.

Ama la claridad,
la luz de los silencios,
lo que no puede decirse.
Y nada busca,
nada desea,
nada necesita.
Es,
naturaleza siendo,
destino incorregible.
Así es.

LUCIA SERRANO (de su libro “BLUES PARA LA CORONA”)


LA MUERTE NO FRACASA

          
Amor, voces de un canto inalcanzable, nos traerán amores
perfumados por la lluvia que no cesa.
Vientos nos elevarán en ráfagas doradas hasta llegar al cielo.
Amor, vuelve, resucita para mí.
La muerte no fracasa, no asfixia lo invisible, no se propone
para todos. Aturdida por su danza le grité: ¡llévame a mí
también!
El silencio es el único amante que confía en los infinitos hue-
cos muertos.  Será inútil amarte desde mi propio cuerpo.
En todas las madrugadas, siempre nos faltaban lejanías de
una belleza insospechable.
Sabiendo que nosotros conocíamos de nuestra mirada los
abiertos que la convocaban, grité demasiado tarde: ¡no nos
miremos a los ojos amor!
Tu cuerpo muerto tirado en el suelo y yo sin poder parar las
emociones  seguía gritando: ¡que no pasen los siglos ausentes
sin encontrarnos!
Muerto tu cuerpo muerto, sospeché en ese acto cruel, que
los actos no conocen la piedad que tienen las palabras.
Frágil y alborotada, no encuentro la belleza que vibraba en
mi cuerpo con tu presencia.
Loca, porque ya no será posible el poseerte, enamorada
de nada, le propongo la guerra al universo.
Ensordecida de tanto silencio, escándalos de las noches
vuelven a traer la melodía de nuestra canción.
Humana, busco en ese amor lejano, la música sacra capaz
de poseerte.
Mariposa quieta para el bestial frenesí del viento, nada
más nos preocupa cuando llega la muerte.
Recuerdo  ahora la oscuridad que nos pertenecía, los últi-
mos movimientos de nuestros cuerpos amándose antes de
cualquier final.
Un amor que estallara inquietante y desaforado, encegue-
ciendo  a la luz misma con nuestra presencia.
Espero que nada se rompa por las combinaciones que arman
las horas de la noche. Es la presencia de mi propio corazón
latiendo de más, lo que me propone encontrarte.
Apago las luces para dormirme y al no conseguirlo, vuelvo
sobre las palabras, que como pájaros vuelan alrededor de
mi.
Bordes de la nada, esperan ver crecer tanta libertad entre las
páginas blancas.
¡Amor, libérame del alba que siempre vuelve sin cuerpo, sin

nadie, sin ti!.

LUCIA SERRANO (de su libro "MISTICA DEL CAOS"

CORAZÓN NEGRO


Corazón negro.
Enigma o sangre de otras vidas pasadas,
suprema interrogación que ante los ojos me habla,
signo que no comprendo a la luz de la luna.

Sangre negra, corazón dolorido que desde lejos la envías
a latidos inciertos, bocanadas calientes,
vaho pesado de estío, río en que no me hundo,
que sin luz pasa como silencio, sin perfume ni amor.

Triste historia de un cuerpo que existe como existe un planeta,
como existente la luna, la abandonada luna,
hueso que todavía tiene un claror de carne.

Aquí, aquí en la tierra echado entre unos juncos,
entre lo verde presente, entre lo siempre fresco,
veo esa pena o sombra, esa linfa o espectro,
esa sola sospecha de sangre que no pasa.

¡Corazón negro, origen del dolor o la luna,
corazón que algún día latiste entre unas manos,
beso que navegaste por unas venas rojas,
cuerpo que te ceñiste a una tapia vibrante!

VICENTE ALEIXANDREEspaña-1898
De “La destrucción o el amor”
(Aún inédito, este libro fue Premio Nacional de Literatura 1933. 
 Se publica en 1935)


3 de junio de 2013

JINETES DEL APOCALIPSIS



No hay lugar para la huida, ángel
del deseo.
Ellos, que dicen que son fantasmas,
siguen haciendo malas artes,
influyen, lo hacen bien,
estorban la huida, ángel
del deseo. Me corrompen.
Adonde fuera, el sol o la lluvia
me perseguirían como un testigo;
adonde me quedara,
ellos,
que dicen que son fantasmas,
mandarían cartas anónimas, desapasionadas
o donde la pasión
ocupa un lugar antiguo, de pacotilla.
Ahora, dicen,
el cielo se resquebraja tanto como
el suelo,
la gente lee libros trágicos,
sueña con llanuras que parecen desiertos.
Ahora, dicen, todo ha terminado.
Y yo quería un lugar,
un toque


IRENE GRUSS

ESPERANDO A LOS BARBAROS

¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.

-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.

-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.

-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.

-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.

-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.


CONSTANTINO CAVAFIS

LLENATE DE MI

Llénate de mí. 
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame. 
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame. 
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora, 
Soy el que pasó saltando sobre las cosas, 
el fugante, el doliente. 

Pero siento tu hora, 
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma, 
la hora de las ternuras que no derramé nunca, 
la hora de los silencios que no tienen palabras, 
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias, 
tu hora, medianoche que me fue solitaria. 

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma. 
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre. 
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta. 
No, no quiero ser esto. 
Ayúdame a romper estas puertas inmensas. 
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas. 
Así crucificaron mi dolor una tarde. 

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro. 
Mi corazón no debe callar hoy o mañana. 
Debe participar de lo que toca, 
debe ser de metales, de raíces, de alas. 
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve, 
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa. 

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser. 
Entonces gritaría, lloraría, gemiría. 

No puede ser, no puede ser. 
Quién iba a romper esta vibración de mis alas? 
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué? palabra? 
No puede ser, no puede ser, no puede ser. 
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma. 

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva. 
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste. 
Tienes de mí ese sello de avidéz no saciada. 
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes. 
Vamos juntos. Rompamos este camino juntos. 
Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme. 
Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme. 
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites. 

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca, 
inundando las tierras como un río terrible, 
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos, 
destrozando, 
quemando, 
arrasando 
como una lava loca lo que existe, 
correr fuera de mi mismo, perdidamente, 
libre de mí, Curiosamente libre. 
¡Irme, Dios mío, irme!

PABLO NERUDA

ESTE LADO DE LA VERDAD


(para Llewellyn)

De este lado de la verdad,
quizá tú no veas, hijo mío,
rey de tus ojos azules
en el país cegador de la juventud,
que todo está por hacerse
bajo los cielos indiferentes
de inocencia y de culpa
antes que intentes sólo un gesto
con la cabeza o el corazón,
todo se ha unido y disgregado
en la ventosa oscuridad
como el polvo de los muertos.

Lo bueno y lo malo, dos maneras
de andar entre tu muerte
por este mar triturador,
rey de tu corazón en los días ciegos,
vuelan como el aliento,
van llorando a través de ti y de mí
y de las almas de todos los hombres
hacia la inocente oscuridad
y la culpable oscuridad
y la buena muerte y la mala muerte
y por fin en el último elemento
vuelan como la sangre de los astros,

como las lágrimas del sol,
como la semilla de la luna,
basura y fuego, en el bullicio volador
del cielo, rey de tus seis años.
Y el deseo perverso
bajo el origen de las plantas,
los animales y los pájaros,
del agua y de la luz, de la tierra y el cielo,
desaparece antes de que te muevas,
y todos tus actos, todas tus palabras,
cada verdad, cada mentira
mueren en un amor que no juzga.


DYLAN THOMAS

1 de junio de 2013

LOS ENCUENTROS

III
Saliste tú y no el sol, de mediodía,
pues llamo al imposible por su nombre.
Parado de repente, como un hombre,
eras casi la luz que me insistía.

Tu casa estaba, por lo sola, fría,
y cuando nos besamos tuvo un ala
que aún debe estar volando por la sala.
Dije que no, que tumba, que venía

un porvenir de arañas y de acero.
Dije que no, que no; lo dije pero
la lluvia es una lágrima tan bella

(siempre ha llovido donde muero y paso)
que hubo el silencio del amor acaso
y entre mis muslos progresó la estrella.
CARILDA OLIVER LABRACuba-1924
De “Las palabras y el tiempo”