29 de septiembre de 2014

DOS
Hombre y mujer se miran supinos en el lecho:
ambos cuerpos se extienden grandes y agotados.
Está el hombre inmóvil, tan sólo la mujer respira
   hondamente
y su blanco costado palpita. Las piernas extendidas
del hombre son enjutas y nudosas. El susurro
de la calle bañada por el sol bulle tras los postigos.

El aire pesa impalpable en la densa penumbra
y congela las gotas de vivo sudor
en los labios. Las miradas de las cabezas arrimadas
son idénticas, pero ya no encuentran los cuerpos
abrazados, como antes. Se rozan apenas.

Mueve algo sus labios la mujer, que calla.
La respiración que la hinca el costado se contiene
ante una mirada más persistente del hombre. La mujer
vuelve el rostro acercando una boca a la otra.
Pero la mirada del hombre no cambia en la sombra.

Graves e inmóviles pesan los ojos en los ojos,
bajo la tibieza del aliento que reaviva el sudor,
desolados. La mujer no mueve su cuerpo
blanco y vivo. La boca del hombre se acerca.
Pero la mirada inmóvil no cambia en la sombra.
CESARE PAVESEItalia-1908
De “Trabajar cansa


* * * *

25 de septiembre de 2014

VIGORES SOMNOLIENTOS



Hoy he visto deformes placeres,
tristes sueños del comienzo,
admiradores del honor
y los bellos diamantes.

Manantiales venenosos
imposibilitados
de reconocer gestos amables,
flores del horror.

Ensueño matizado por fieles
que no evocan presencias divinas
y van sin armonía
a un ritmo decadente.

Son burdos estos preconceptos,
América, mis pueblos
admiran tu bienestar.
vigores somnolientos.


LUCIA SERRANO

MALOS PENSAMIENTOS



Bestias del miedo, silencian la astucia del comienzo,
pequeños corazones escuchan los ruidos del deseo,
refugio de un canto estremecido,
sensible mundo despierto por nada.
pesadas sonrisas brillando con los sufrimientos.

Malos pensamientos que obedecen a Orfeo,
metamorfosis imaginando espíritus sedientos,
embriagada canción de hombres y mujeres
convertidos en dioses del tiempo
arrogante preludio de la sangre.

Inocente pureza de un amor sin rostro

LUCIA SERRANO






GERMÁN PARDO GARCÍA

DESTRUCCION BAJO EL MAR


Suelo descender a profundidades oceánicas
que en partes todavía sin explorar de mi espíritu existen.
Allí mi atormentado mundo no acaba de formarse
o se desintegró hace mucho y sus ruinas en mi alma se mueven.


Son esas partes mudas, desconocidas, de anfibios horizontes
que no se han visto nunca y sin embargo se recuerdan.
Seguido por moluscos y esponjas ambulantes,
quelonios y estrellas de mar, hacia abajo navego.
Glaucos ojos esféricos de asteroide o de atún me contemplan
invadir como huésped intruso.
Más abajo mi alma choca contra arrecifes de oro
que tienen perlas incrustadas y corales crecientes.


Mi deseo vital les extiende las manos
y ese núcleo de estrellas encantadas y de oro se rompe.
Arriba en la superficie círculo fugaz de espumas delata
que algo que no fue mío pereció para siempre.
Más abajo encuentro escombros de volúmenes como cúpulas
de una ciudad castigada por el mar. Tal vez la pretérita
ciudad mía,
aquella de las casas purísimas y los altares elevados
al universo; la desaparecida ciudad mía que hoy suplica
desde lo más patético de su estrago sin lágrimas,
aprisionada por fúnebre peso de sal y de exterminio.
Desciendo más y más y descubro en declives
de colores lacustres, más augurio de estrago.
Allí se disolvió un arco iris que ahora tiñe de sangre,
y de azul
y de verde
y de lila,
la concentrada palpitación de aquel submar.
Grupos de figuras vencidas me recuerdan
tantos seres amados. Allí están con las sienes
inundadas, las manos densamente inundadas,
mientras vegetaciones marítimas absorben
la claridad que les subía por las venas hasta el árbol del sueño.
Y bajo más y más hasta los paraísos
amorfos y frustados de mi ser, y hasta las catacumbas
en donde el grito del sepulcro
no logra evasión.
Y desciendo y desciendo vertical y vertiginoso
hasta lo más profundo mío, allá donde mi esencia
principia a confundirse con el origen de las cosas
increadas o inconclusas.
Declino hasta lo más eterno y profundo mío, allá donde mi
cuerpo
ya no me pertenece ni mi alma; al fondo del gran mar
disolvente y licuante
en donde me sumerjo desde hace siglos, desde ayer, desde
hoy mismo,
para volver desde hace siglos cada instante a la tierra,
al centro de las formas que me ven regresar de la nada,
deshecha en mil jirones mi escafandra de viento
y con la frente empapada por sudor que todo lo corroe,
semejante al agua con yodo del mar, o a esa otra furia
de ese otro mar que nombro y que golpea como el corazón
de un hombre
contra los acantilados del Tiempo.

GERMÁN PARDO GARCÍA

INVOCACIÓN A LA NOCHE

Separa de mi ser todo elemento
que la materia a su pesar inclina,
y envuélveme en tu acuática neblina
dejándome desnudo el pensamiento.

Indúceme al jardín donde el aliento
Se satura de estrellas y la harina  
que el molino ennoblece y aglutina,
convierte en desnudez su sedimento.

¡Pensar! Y que mis sienes escarpadas
cintilen como antenas capturadas
por la luz electrónica de un rito

donde la Eternidad piensa desnuda,
sin Dios, sin mente, sin piedad ni duda
 ni el gran dolor del pensamiento escrito.

20 de septiembre de 2014

Y sumérgete dentro del océano (por Giorgos Seferis)



Asómate si puedes al mar en sombras, olvidando

el son de flauta para los pies desnudos

que pisaban tu sueño en otro tiempo, tiempo

devorado.

Graba si puedes en la última de tus conchas

nombre, lugar y día

y arrójala después a las fauces del mar.

Desnudos nos hallamos encima de la piedra

esponjosa,

contemplando las islas que surgían,

mirando sumergirse las islas coloradas

en su propio soñar, en nuestro sueño.

Estábamos aquí, desnudos, sosteniendo

la balanza inclinada

en pro de la injusticia.

Talón de poderío, voluntad inmaculada, meditado

amor,

designios que maduran bajo el sol de mediodía,

sendero del destino al ritmo de las manos jóvenes

que palmean sobre los hombros;

en el país disperso, despojado de toda resistencia,

en el país que ayer apenas era nuestro

se hunden las islas, orín y ceniza.

Altares demolidos

y amigos olvidados,

hojas de palmera entre el fango.

Deja si puedes que tus manos viajen

aquí, confín del tiempo, en el navío

que ha visitado el horizonte.

Los dados ya sobre la losa,

ya que la lanza dio con la coraza,

reconocido por el ojo el extranjero,

y el amor desecado

en almas como cribas;

cuando miras alrededor y encuentras

en torno a ti los pies segados,

en torno a ti las manos muertas,

en torno a ti los ojos entenebrecidos;

cuando ya ni siquiera puedes elegir

la muerte que quisiste tuya,

morir oyendo un grito,

fuera un grito de lobo,

como es tu derecho;

deja que tus manos viajen,

despréndete del tiempo desleal

y sumérgete dentro del océano;

habrá de sumergirse quien sustenta las

enormes rocas. 
YORGOS SEFERIS (Premio Nóbel de Literatura 1963)
BALADA
A Yorgos Cachímbalis
Llegamos a la vida una mañana
radiante como un manto de plata dorada,
temblaba nuestra alma de premura
anhelante, nosotros, rebaño incalculable.
Sin quererlo, las miradas de todos
buscaban, alií en la lejanía, conocer
en la mar, en el bosque, la honda
experiencia que un día así nos otorgó
y poco a poco el amor fue disponiéndolo
para levantar jardines en el aire.
Como el árbol que yergue su copa
en primavera y sirve a las aves de reclamo,
la propicia desazón del pensamiento
engalanada, sin desaliño alguno,
nos iba seduciendo en la entraña del recóndito valle
del mundo que ignoramos.
Marcados por la debilidad
no nos importaba ya ni la juventud ni la vejez
en nuestro empeño por hallar un nido
donde levantar jardines en el aire.
Ceniza es la vieja discusión
y el silencio, aceite que se derrama,
no es ni temprano ni tardío,
arde nuestra brasa en la tiniebla.
Nuestro amargor es duro cabezal,
el olvido asilvestra la ausencia
y el recuerdo regresa sin piedad
a contar la razón que traían las pasiones
y nos quedó como único consuelo
levantar jardines en el aire.
Destino que nos robaste el aliento,
no te vengues, porque a nuestros cuerpos ignorantes
no los pulieron, no sabían,
auxília y alívianos el corazón
para levantar jardines en el aire.

YORGOS SEFERIS, poeta griego, 1900-1971 –
(Uno de los grandes poetas de este siglo y una de las

Cumbres de la literatura griega contemporánea)

18 de septiembre de 2014

LA CLARIDAD


Me ha tentado siempre la claridad
Y la claridad se me ha negado a veces
Como un pájaro que vuela en sueños
Y cae y sigue cayendo sin volar como peso muerto

Me ha tentado siempre la claridad
Especialmente la claridad de las hojas del saúco
También la claridad del guijarro
Y de las ramas del abeto
Y la rápida y voraz claridad de una salamandra

He querido tener claridad para mirar
Los terrores del campo recién removido
Y para mirar también el mismo arado
Y el agua que se desliza límpida por la acequia

Claridad he querido para recorrer tantos sueños
Y glorias y poderes y dispersas situaciones y gentes
Y para estar en el aire sin ausentarme del fuego

Me ha tentado siempre la claridad
De estar totalmente en cada flor
En cada herida o condena o semilla
He querido tener claridad para vivir
Y cuando al fin pude definir la claridad que yo buscaba
Advertí cuánto sueño y plumón y roja tierra
Y confusión y olvido hacen falta para comprender
   claramente

Y estar aquí con total lucidez sentado a la vera del camino
Avivando el fuego bajo el cielo y el polvo de las horas

Y como me ha tentado siempre la claridad
Aquella vez cuando bajo un abierto y extendido sol
Comenzaron a encresparse las aguas de la bahía
Hasta adquirir un tinte violáceo
Y un gran pájaro blanco surgió de repente de entre
   las nubes
Batiendo sus alas y revoloteando suavemente a mi alrededor
Decidí que era el momento de arrojar estas palabras al mar
Porque la claridad que tanto he buscado
Solo está en algunos silencios
En algunos espacios en blanco
Antes y después de unas pocas y triviales palabras
EDGAR BAYLEYArgentina-1919
De “Alguien llama"

16 de septiembre de 2014

NOS CONOCEMOS


tardo en convencerme de que existes
que estás ahí
mientras el fuego arde
y el puente y la orilla acercan sus extremos
y el agua continúa
amanece
dice sí

me convenzo del fuego
me convenzo del agua
del vapor
del crisantemo
de la alondra
del suelo que abandono
me convenzo del aire
del caracol
de la noche
me convenzo del sí
de la esperanza y el mar

me convenzo de que existo
porque existes
estás resides viajas

tardo en convencerme
pero llego al equinoccio
al sol de tus brazos
y el colibrí se extiende
nos conocemos
a pleno día
a cada instante.
EDGAR BAYLEYArgentina-1919
De “El día”


12 de septiembre de 2014

SUAVIDAD DEL OPIO



Fue una mañana, cerca de las islas, alejadas del puerto,
y todo el paisaje reconciliaba pasiones y recuerdos pasados.
Pabellones paganos, pactos, páginas pagas.
Palabras, palacios, palidez palpitando.
Pánico en el panteón en Palestina.
Palenque paleolítico, papiro que vuelve de Pakistán.
Paquete descendiendo en paracaídas
Palomas paralíticas
Parodia de una pareja en el Parlamento
Parsifal es partícipe de la partida
En el patíbulo el payaso elige su patrimonio
y la paz vuelve paranoica a los parques.
Partir y volver siempre al mismo camino,
tranquila amistad entre camaradas despiertos.
Una moral ligera, pequeña como la vida y la muerte,
encendía luces altas en la noche,
vestida para beber con los ángeles.
Amaba a los alquimistas
Pastoral en Patagonia.
Suavidad del opio, paspartú plateado.
LUCIA SERRANO

11 de septiembre de 2014

          REINA DEL PLATA (Ricardo A. Giménez)

Quiero volver Buenos Aires
                a tu cortina alienante
                de muchedumbres sin rostro.
A tu calle Corrientes
que nunca duerme
                    pero tiene las ojeras
de los desesperados
y el llanto de los pibes
que duermen junto a los perros callejeros.

Quiero volver vieja metrópolis
a tus payasos de los mil circos.
A tu río de color león
que como un mar sucio
                    esconde el horizonte.

A tus varietes, tus minas, tus espectáculos
que nos venden la diaria ilusión.

Quiero perder mis ojos
en cada una de tus luces
y extraviar mi espíritu
en procura de tu alma.

Quiero volver mi reina
para despertarte de tu sueño parisien
                   y tu niñez europea.

Y decirte hoy:
                      Que Paris está muy lejos
y que vos ya has crecido un poco.

Que tu rouge se ha corrido
vieja prostituta.
Y que América sangra esperándote.

Quiero volver porque:
                                   soy tu hijo
                                         tu cliente
                                       y tu amante.

Para amarte y amarte
    como te aman los locos
    como te aman cada uno de tus habitantes.

Hasta vaciarse,
hasta saciarse.

Y luego lentamente morir.

10 de septiembre de 2014

ANSIEDAD


Quienquiera que tú seas, no, no puedo esperarte.
Aún no llego a los sitios
donde las cosas últimas existen,
y empiezo a abandonarlas arrastrado por misteriosa furia.

Yo soy aquel diluvio que descendió prematuramente;
aquel astro insaciable que la noche no aguardaba todavía,
y desapareció de pronto llenando de ansiedad la tierra,
como invasión de luz al rebasar antes de tiempo las llanuras.

Quienquiera que tú seas, no, no puedo esperarte.
Ya dejé atrás mi propio sepulcro y es él el que me sigue.
Ven conmigo, si puedes, a girar en mis órbitas satánicas
entre todo lo inmenso y trágico que en las tinieblas huye.
GERMÁN PARDO GARCÍAColombia-1902
De "U.Z. Llama al espacio"


8 de septiembre de 2014

TÚ NO ESTÁS

Tú no estás y sin embargo mis ojos intentan beber el agua de
nuestras playas mansas.
Tú no estás y es la sombra del reino la que muestra mi espada.
Tú no estás y errantes las mañanas calculan la memoria.
Tú no estás y consumo sin alegrías los instantes que aguardan.
Tú no estás y como yegua enloquecida trago mi propia rabia.
Tú no estás y es la misma lluvia que moja los azahares blancos
que tú me regalaras.
Tú no estás y la música no graba los silencios que nosotros dos
ya descartamos.
Será contigo amor, a tu lado, donde acabará definitivamente
esta nostalgia.
Tú no estás y es este sentimiento alborotado el que se traga la
luz de oro y plata.
En tu ausencia fue imposible amar las despedidas, hasta los
peregrinos que me seguían te esperaban.
Tú no estás y ciegas tropiezan mis andanzas.
Cuando tú no estás amor, intento no llenar el vacío que sumiso y
solitario me acompaña.
Tú no estás y a nuestro destino lo acompañan palomas blancas.

(del libro de Lucía Serrano “La Ineptitud de los Vampiros”)