15 de marzo de 2012

NUESTROS TESOROS






a Mariano Moure

¡Cuánta riqueza acumulada Master!...maíz, estatuas, pinturas
romanas, higos, nueces, quesos y dulces, piedras preciosas,
canela y bálsamos aromáticos.
Todas mercancías de un amo ausente.
¿Usted vió que el dueño de casa era un camarada digno de
confianza verdad? y sin embargo, fue acusado por razones
humanas.
Hágame caso Master, nosotros en general no acordamos con
nada, convertimos en oro lo que no brilla, sólo por el placer de
no caer entre las pobres horas cotidianas.
Master, quiero contarle que mientras usted dormía, la tribu ar-
maba planes imposibles y nadie fue capaz de traducir tremen-
do desencuentro. Yo callé, porque no quise ser acusada como
siempre de algo, mas luego, no hubo palabra que acompañara
ese silencio.
Siendo director de las nadas, no acepté ninguna directiva, por-
que ofrecían viejas mercancías compradas hace tiempo en
lejanas ciudades, que ya no nos servían para nada.
Todo lo que sucede es transitorio, cualquier preocupación ca-
rece de fundamento Master, os aseguro.
Temo repartir nuestras riquezas entre los pobres y que eso sea
un negocio vano, pequeñas ganancias, que no desean los
grandes comerciantes como nosotros.
Quisiera distribuir algunas noches nuestros tesoros en la ciu-
dad y sin embargo encuentro en el intento, ojos cerrados, oí-
dos cerrados, manos cerradas, una incapacidad para adquirir
propiedades más altas, de un imperio extinguido, incapaz de
comprender las falsas promesas de pálidos farsantes, ni la feli-
cidad que habitualmente vivimos usted y yo en nuestro palacio.
Comprender para nosotros nunca fue necesario.
El asombro quedará disuelto por la luz inesperada que posee
el que lo sabe todo y tiene que callar.
El silencio es un arma de fuego y no debemos dejar que nadie
transporte lo que no usamos.
Disueltos los poderosos que no yerran, envidio el ruido del va-
cío, las últimas luces que no veo apagarse en la ciudad, todas
las lujurias de un mundo inadvertido.
La caravana al final, siempre cumple su misión y sin esperar
respuestas continúa el viaje.
He oído hablar a los hombres más grandes de planes absurdos
y los acompañé hasta el borde exacto del abismo.
Ellos siempre caían, yo esperaba.
Aguante Master las violencias que no le pertenecen y enarbole
frente a los ciegos, la última bandera que alimente una vez más,
la raza a la que usted y yo pertenecemos.

(del libro de LUCIA SERRANO "MISTICA DEL CAOS")

1 comentario:

  1. Te felicito por esa prosa, y por la temática de tu libro, que adivino interesante.
    Saludos, un buen fin de semana.

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