Interrupciones
orgullosas por cualquier ineficacia, brotaban en los espacios sucios de todos
los suburbios donde yo habitaba.
No había allí el jardín de las rosas que deseaba, ni escaleras para hacer bajar a la tristeza, hasta transformarla.
Siempre era posible un crimen en los suburbios, su niebla, su poca luz, su gente ausente, intentando ver si los mata el odio de los desesperados.
Todos ellos necesitan sangre para alimentarse.
No había lamentos por la zona oscura y sucia donde cualquier humano estaba de paso.
De tanto no pertenecer, pensamos que estábamos muertos, pero en los suburbios casi no se notaba.
Pandillas de ladrones, asesinos, sexo desenfrenado con las mujeres que nunca descansan.
Fluyen los sentimientos más extraños, pero de eso no se habla y al final de tanto callar, adquirimos prejuicios y humillaciones que destruyen lo poco de alma que nos quedaba.
Lo que fue una aventura se hace destino, imposible de proyectarse hacia adelante y todo queda detenido.
No sabemos quién diseñó los suburbios.
Lo siniestro inventa rebeldes traicionados y al final nadie conquista laberintos donde las aventuras se multiplicaban.
Historias mitológicas hacen que sus hombres hablen de lo perdido, fracasando en todos los intentos de vivir y la jeringa acaba con su último suspiro.
Siempre fui testigo de los amigos que no podían gozar.
Al final todo se transformaba en una pesadilla convencional.
Incómodas historias, donde ya casi no había delito y los suburbios fracasaban en el intento de destruir a los visitantes.
El veneno con el que se alimentan les inventa casualidades y los fantasmas lo van rodeando hasta asfixiarlo.
Morir en los suburbios, es como seguir vivo.
Nadie cuenta cómo fue traicionado.
Un mundo de héroes falsos.
(del libro de Lucía Serrano "La Ineptitud de los Vampiros")
No había allí el jardín de las rosas que deseaba, ni escaleras para hacer bajar a la tristeza, hasta transformarla.
Siempre era posible un crimen en los suburbios, su niebla, su poca luz, su gente ausente, intentando ver si los mata el odio de los desesperados.
Todos ellos necesitan sangre para alimentarse.
No había lamentos por la zona oscura y sucia donde cualquier humano estaba de paso.
De tanto no pertenecer, pensamos que estábamos muertos, pero en los suburbios casi no se notaba.
Pandillas de ladrones, asesinos, sexo desenfrenado con las mujeres que nunca descansan.
Fluyen los sentimientos más extraños, pero de eso no se habla y al final de tanto callar, adquirimos prejuicios y humillaciones que destruyen lo poco de alma que nos quedaba.
Lo que fue una aventura se hace destino, imposible de proyectarse hacia adelante y todo queda detenido.
No sabemos quién diseñó los suburbios.
Lo siniestro inventa rebeldes traicionados y al final nadie conquista laberintos donde las aventuras se multiplicaban.
Historias mitológicas hacen que sus hombres hablen de lo perdido, fracasando en todos los intentos de vivir y la jeringa acaba con su último suspiro.
Siempre fui testigo de los amigos que no podían gozar.
Al final todo se transformaba en una pesadilla convencional.
Incómodas historias, donde ya casi no había delito y los suburbios fracasaban en el intento de destruir a los visitantes.
El veneno con el que se alimentan les inventa casualidades y los fantasmas lo van rodeando hasta asfixiarlo.
Morir en los suburbios, es como seguir vivo.
Nadie cuenta cómo fue traicionado.
Un mundo de héroes falsos.
(del libro de Lucía Serrano "
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En esta vida repleta de variabilidad, se encuentran héroes falsos, héroes ambiciosos y, mis preferidos, héroes anónimos.
ResponderEliminarBuen fragmento.
Abel Jara Romero
Brillante querida Lucia. Un beso grande.
ResponderEliminargracias querida Lourdes, un abrazo a tí
EliminarQue triste realidad.
ResponderEliminarBroches de fieltro Chulis :)
Olá ..
ResponderEliminarObrigada por tua presença e Seja sempre muito Bem vinda ao blog, volte quando quiser, é uma honra para mim.
Perfeito teu texto! É verdade... falta o jardim e as rosas, metaforicamente. Parabéns.
Abraços e beijos no coração!
Lecy'ns
Os subúrbios são iguais em todo canto, Excluídos, esquecidos, marginalizados, na grande cidade, tem suas próprias leis."O homem é produto do meio".
ResponderEliminarhttp://apoesiaestamorrendo.blogspot.com.br/