Habíamos agotado todas las
costumbres
y ninguna palabra nombraba al
tiempo nuevo.
El misterio eran los elogios que
nosotros no imaginábamos poseer.
Sombras del imperio buscaban
espacios mudos...
Luz de la muerte, sorpresa de la
melancolía.
Ya no reconocía a los traidores,
ni a los amigos,
suspendida en la ruta ausente de
verdades, volvió a encontrarlos.
Les dijo adiós y no volvieron a
verse.
Eran tibias mañanas,
temblores de una vida que estaba
amenazada por lo que nunca ocurrió.
Nuestro amor eran arpegios que
nunca habíamos escuchado.
La vida se diluía en las nadas
de una letanía,
infierno en llamas.
Vergüenzas ausentes,
enmascaradas,
Nadie nos dejaba salir del
encierro.
La espera no dibujaba gestos
amables.
El mundo enajenado por tanto
poder, nos había dejado casi ciegos.
LUCIA SERRANO
De la reflexión sobre el signo de los tiempos salen poesías como ésta...
ResponderEliminarBesos.