Amor, voces de
un canto inalcanzable, nos traerán amores
perfumados por
la lluvia que no cesa.
Vientos nos
elevarán en ráfagas doradas hasta llegar al cielo.
Amor, vuelve,
resucita para mí.
La muerte no
fracasa, no asfixia lo invisible, no se propone
para todos.
Aturdida por su danza le grité: ¡llévame a mí
también!
El silencio es
el único amante que confía en los infinitos hue-
cos
muertos. Será inútil amarte desde mi
propio cuerpo.
En todas las
madrugadas, siempre nos faltaban lejanías de
una belleza
insospechable.
Sabiendo que
nosotros conocíamos de nuestra mirada los
abiertos que la
convocaban, grité demasiado tarde: ¡no nos
miremos a los
ojos amor!
Tu cuerpo muerto
tirado en el suelo y yo sin poder parar las
emociones seguía gritando: ¡que no pasen los siglos
ausentes
sin
encontrarnos!
Muerto tu cuerpo
muerto, sospeché en ese acto cruel, que
los actos no
conocen la piedad que tienen las palabras.
Frágil y
alborotada, no encuentro la belleza que vibraba en
mi cuerpo con tu
presencia.
Loca, porque ya
no será posible el poseerte, enamorada
de nada, le
propongo la guerra al universo.
Ensordecida de
tanto silencio, escándalos de las noches
vuelven a traer
la melodía de nuestra canción.
Humana, busco en
ese amor lejano, la música sacra capaz
de poseerte.
Mariposa quieta
para el bestial frenesí del viento, nada
más nos preocupa
cuando llega la muerte.
Recuerdo ahora la oscuridad que nos pertenecía, los
últi-
mos movimientos
de nuestros cuerpos amándose antes de
cualquier final.
Un amor que
estallara inquietante y desaforado, encegue-
ciendo a la luz misma con nuestra presencia.
Espero que nada
se rompa por las combinaciones que arman
las horas de la
noche. Es la presencia de mi propio corazón
latiendo de más,
lo que me propone encontrarte.
Apago las luces
para dormirme y al no conseguirlo, vuelvo
sobre las
palabras, que como pájaros vuelan alrededor de
mi.
Bordes de la
nada, esperan ver crecer tanta libertad entre las
páginas blancas.
¡Amor, libérame
del alba que siempre vuelve sin cuerpo, sin
nadie, sin ti!.
LUCIA SERRANO (de su libro "MISTICA DEL CAOS"
Brillante, elegante, sutil como la garúa que asesina las huellas peatonales.
ResponderEliminarMe declaro su humilde seguidor.
Me honraría que visite mi blog, también de poesía:
http://cartasalasdiosasfalaces.wordpress.com
Gracias.