16 de diciembre de 2014

RAFAEL ALBERTI (1902/12/16 - 1999/10/28)

en un día como hoy NACE RAFAEL ALBERTI

Se relaciona con la Generación del 27 (Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre, entre otros), movimiento intelectual que había surgido con motivo del homenaje celebrado en Sevilla en 1927 a Luis de Góngora en el centenario de su muerte.

(de Sermones y Moradas - 1929 - 1930)

SERMÓN DE LA SANGRE

Me llama, me grita, me advierte, me despeña y me alza,
hace de mi cabeza un yunque en medio de las olas,
un despiadado yunque contra quien deshacerse
zumbando.
Hay que tomar el tren, le urge. No hay. Salió. Y ahora me
dice que ella misma lo hizo volar al alba, desaparecer
íntegro ante un amanecer de toros desangrándose a la
boca de un túnel.
Sé que estoy en la edad de obedecerla, de ir detrás
de su voz que atraviesa desde la hoja helada de los trigos
hasta el pico del ave que nunca pudo tomar tierra
y aguarda que los cielos se hagan cuarzo algún día
para al fin detenerse un solo instante.
La edad terrible de violentar con ella las puertas más
cerradas, los años más hundidos por los que hay
que descender a tientas, siempre con el temor de perder
una mano o de quedar sujeto por un pie a la última
rendija, esa que filtra un gas que deja ciego y hace oír
la caída del agua en otro mundo, la edad terrible está
presente, ha llegado con ella, y la sirvo: mientras
me humilla, me levanta, me inunda, me desquicia,
me seca, me abandona, me hace correr de nuevo,
y yo no sé llamarla de otro modo:
Mi sangre.



ADIÓS A LAS LUCES PERDIDAS

Si es el silbido de un muchacho lo que hace iluminarse
las ramas
y revivir de sueño esos balcones creados de improviso
por una golondrina para que los instrumenten los aires,
los aires enterrados en las arpas que las lloviznas hacen
saltar de pronto,
deja tú que mi muerte se despida despacio de los cielos
que se buscan y no se encuentran.
¿Quién se engañó encendiendo su alma a esas alturas
donde las voces tienen ya el aleteo de un ave sumergida?
Estas noches se hunden con el arrepentimiento de haber
sido las inventoras de los fantasmas helados.
Decidme adiós casi tres veces desde los lugares más oscuros.
Es lo único que pido.
Porque yo no me acuerdo bien si a ti te conocí debajo
del agua,
si a ésta la despertó el choque de una piedra contra
las herraduras de los caballos
o si a aquélla le dieron la vida los espejos que recogen
el frío de esos ojos que se deshacen.
Olvido,
olvido y lágrimas para las luces que se creen ya perdidas
definitivamente.

SE HAN IDO
Son las hojas,
las hojas derrotadas por un abuso de querer ser eternas,
de no querer pensar durante un espacio de seis lunas
en lo que es un desierto,
de no querer saber lo que es la insistencia de una gota
de agua sobre un cráneo desnudo clavado a la intemperie.
Pueden sobrevenirnos otras desgracias.
¿A cuántos estamos hoy?
Se barren y amontonan como los huesos
que no adquirieron en la vida la propiedad de una tumba.
Yo sé que te lastimo,
que ya no hay ámbitos para huir,
que la sangre de mis venas ha sufrido un arrebato de humo.
Tú tenías los ojos amarillos y ahora ya no puedes
comprender claramente lo que son las cenizas.
No estamos.
Éramos esto o aquello.


( de PÚRPURA NEVADA)

                                              ...púrpura nevada...
                                                                       Góngora


CANCIÓN DE LA JUVENTUD
Esos relámpagos y flores,
esas centellas desasidas
que en derramados resplandores
lucen ganadas o perdidas.
Venas abiertas, duras fuentes
donde anegar al enemigo;
soles helados o calientes,
mas siempre soles para el trigo.
Eternidad de los doblados
por esa luz de una promesa;
navíos ya desamarrados,
brava la mar, mas la fe ilesa.
Diéranme a mí nuevos pulmones
con que arbolar las multitudes,
y un oleaje de canciones
de juventud, de juventudes.


(de CAPITAL DE LA GLORIA - MADRID 1936-1938 )

LEJOS DE LA GUERRA

Yo diré tu heroísmo de nuevo y simplemente,
lejos de ti, ciudad, con la voz merecida
del hombre que por norma ya tiene diariamente
anochecer sin casa o amanecer sin vida.
Campos sin guerra, os traigo de las atronadoras,
desangradas orillas del pobre Manzanares,
un saludo enramado de sus libertadoras,
destrozadas encinas y partidos pinares.
Bosques tranquilos, pueblos ausentes, derramados
por la monotonía
de los mismos dulcísimos, lluviosos panoramas,
yo os contaré la pena de los rotos tejados,
la paralela suerte del cabel y el tranvía,
el fin de la arboleda, la historia de sus ramas.
Puentes anchos del Sena, puentes desposeídos
de los fijos temores
que por los claros ojos sin sueño de tus puentes,
Madrid, ven entre ruedas, sombras y hombres hundidos,
al alba de los súbitos, mortales resplandores,
cuanto tienen los héroes de flores inocentes.
París, por tus tranquilas
chimeneas que exaltan un cielo sin motores,
se me angustian las venas subiendo a mis pupilas
caras desenterradas,
uñas que entrechocando con la muerte, rabiosas,
buscan bajo las tímidas viviendas desventradas
los familiares restos difuntos de las cosas.
¡Ah, Madrid de la luz, que se me va y enfría,
París con tus tugurios de caspas y melenas,
pederastas, modistos, cabrones permanentes
y esta desamparada, sin alquiler, vacía
puta triste, que apenas
pasa como el recuerdo de una historia sin dientes!
Viejo París, tu mano,
medio muerta en la mía,
tiene algo de gusano.
Al comprimirlo sangra, mordiendo todavía.
Que a ti, París profundo, trabajador, risueño,
te mojen las gloriosas, mínimas, ejemplares
aguas del Manzanares,
de alegría, de aurora, de libertad y sueño.

París, febrero 1937]


1 comentario:

  1. Nunca los poemas -creo yo- se leen; Se releen una y otra vez, única forma de entenderlos y saborearlos. Por ello hay menos lectores de la poesía porque requiere de más trabajo mental pero el goce es mayor, como con estos poemas elegidos de Rafael Alberti.
    Te deseo de verdad, hermana argentina, una Navidad hermosa y el mejor año venidero.
    Vicente.

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