15 de enero de 2009

ENLOQUECERE A CUALQUIER POBREZA

Los sentidos que habitaban nuestra sangre, tuvieron un latir perfecto.
Brillante lengua, lamiendo placeres extremos en todas las orillas.
El apresuramiento de los extranjeros, fue haciéndome cada vez más sabia.
Todo código se hizo para ser transformado.
¡Oh Dios, porqué me has enseñado a la perfección, secretos del lenguaje que inventaste! ¡Nada hay en las palabras idiotas!
Nosotros, estuvimos días despiertos en tu presencia, sólo por escucharte nombrar la síntesis del verbo.
Mi cuerpo entero es un ave de alta montaña y posee un corazón que no le teme a tus vientos.
Dios, comienza el carnaval y tú ganas el premio al mejor de los disfrazados.
Esperaré el día del juicio final conversar contigo tranquilamente, para escuchar tu sentencia.
Esa eternidad es la que deseo.
Fue la lujuria de haberte entregado mis besos y mis caricias, la de haber gozado con todo mi cuerpo, la que purificó la sangre por ese amor ausente.
Para gastar todos nuestros besos en una sola noche, fuimos cómplices de cualquier deseo.
Reconozco conocer este hábito del vacío perfecto.
La melancolía del recuerdo, descubre intacto nuestro imposible.
Te lo prometo amor, enloqueceré a cualquier pobreza, siempre diré que no.

(del libro inédito de Lucía Serrano "Como la misma pasión"

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