7 de enero de 2009

poema

EL PERFUME DEL DESEO

Escondido y silencioso intenta pasar como un aroma que no se siente.
¡Oh caramelo!
Así es el deseo.
Marca los labios de hombre que nunca fueron.
No hay razones.
Hambrientos son los olores del deseo.
Grita el suicida como un miserable del destierro, ¡quiero pan!
Pero no seas idiota hombre que ya te dieron, pide otra cosa, tengo hambre,
olvidé las ilusiones del comienzo por seguir viviendo.
Los pasos que voy dando son ciegos, me llamo ese perfume que no recuerdo.
Infinito nudo pegajoso cubierto de miel.
Abejas reinas y macho incierto.
Atacad todo aroma que no tenga el perfume del deseo.
Y el deseo solo tiene el aroma de lo muerto.
Es inasible el sitio, inencontrable el hueco, no tiene pistas,
y la acústica olvida, que buscabas al comienzo.

(del libro inédito de Lucía Serrano “REVIENTE"

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